No entiendo cómo es que sucedió, simplemente pasó. Y sólo bastó determinar el tiempo, cada día delimitó un espacio que fue creciendo más, para saber que íbamos a hacer historia. No hablo de cualquier historia, hablo de la nuestra, la tuya y la mía, que supera todas las fronteras, las diferencias e incluso, las mismas similitudes que a veces, según mucho se vuelven obsesivas e imposibles de llevar. Lo nuestro es sano, nuestro amor es agridulce y lo digo porque representamos una mezcla entre el juego agrio del limón y el jugo dulce de la naranja. Tú y yo, somos únicos y no digo perfectos porque nadie lo es. Pero estoy segura de que si alguien me dice que nada es eterno y el infinito no existe pues, le hablaría de nosotros. Le diría: "Infinito es el amor que yo siento por él, traspasa el cielo y va más allá de todo, y eterno...bueno, todo es eterno mientras dure". Mientras nos queramos, nada de lo demás importa. Si dejamos de hacerlo, entonces bueno lo eterno dejó de ser eterno y el paraíso sólo se volvió un infierno.